Definitivamente un pedacito de nuestro corazón está en Algeciras. Allá tenemos un compromiso bellísimo con las comunidades de cada una de las veredas, ellos contribuyen con sus manos, sus recursos, sus sueños a la construcción del país.
“Al llegar a Algeciras, te encuentras con un bello monumento que hace clara alusión al trabajo en el campo, la recolección de café y la pujanza del labriego.”
Por: Yesid Henao – Integrador Regional Territorios Progreso, Fundación Grupo Social.
Eran las 6 de la mañana, el aeropuerto El Dorado tenía retraso en sus vuelos.
Finalmente, se demoró solo media hora más de lo previsto en pista.
Aterrizamos en Neiva, el calor del malecón al lado del Río Magdalena comenzaba apicar. Hora y media de camino, un tramo largo de carretera destapada y luegoAterrizamos en Neiva, el calor del malecón al lado del Río Magdalena comenzaba apicar. Hora y media de camino, un tramo largo de carretera destapada y luegoAterrizamos en Neiva, el calor del malecón al lado del Río Magdalena comenzaba a picar.
Hora y media de camino, un tramo largo de carretera destapada y luego comenzaron a despuntar las primeras imágenes de la riqueza de Algeciras.
Para llegar a este municipio del Huila hay que rodear la montaña, dejarse acompañar del río Neiva y abrazar los paisajes naturales con sus colores y su frescura.
Al llegar a Algeciras, te encuentras con un bello monumento que hace clara alusión al trabajo en el campo, la recolección de café y la pujanza del labriego.
El parque en remodelación, los camiones a lado y lado descargando habichuela y banano, en bultos bien amarrados, un municipio lleno de dinámica, gente que va y viene en su cotidianidad, la iglesia abierta e impecable. El olor a café, dispuesto en las compraventas a la entrada del pueblo, café listo para ser transportado a las diferentes regiones del Huila.
Es un jueves y es el día en que la gente trae desde las 72 veredas sus productos para la venta. Aquí los intermediarios también tienen su parte y esperan hacer negocio, es la vida que fluye en una mañana soleada, fresca y tranquila en Algeciras.
Don Humberto, con él comenzamos a subir hacia una de las veredas, en el camino a lado y lado se veía el paisaje deslumbrante, agua por todos lados, en el carro.
Justo a las 9 a.m. llegó don Humberto, con él comenzamos a subir hacia una de las veredas, en el camino a lado y lado se veía el paisaje deslumbrante, agua por todos lados, en el carro, Adriana con una sonrisa de felicidad por volver al territorio.
En el camino, las historias de Luis, un joven de uno de los grupos ambientales, don Humberto contándonos cómo se vive en Quebradón Sur y cuáles son esos grandes logros como comunidad: el arreglo de la vía con el apoyo de todos los grupos comunitarios a lo largo de casi 20 kilómetros, la creación del hogar de Bienestar Familiar para la vereda, el mejoramiento de la vía con placa huella en puntos críticos que apoyó la Fundación en los proyectos de Enlace y el mejoramiento del laboratorio del colegio.
No se sintió el viaje porque los 11 grupos comunitarios recién habían trabajado en el afirmado de la vía, estaba como un tapete.
Cuando nos bajamos del carro, Fernando, un hombre cincuentón, con las manos gruesas, que se nota que trabajan la tierra, nos dio la bienvenida, él, nos miró a los ojos y le dijo a Adriana "no se imaginan lo que significa esta visita para nosotros en la vereda, es que volverlos a ver es muy importante, que no nos dejen y que sigamos trabajando por la comunidad". Los ojos un poco aguados, yo mejor miré para otro lado.
Esta vereda es un ejemplo de unidad y trabajo en equipo, les ha tocado vivir momentos difíciles en el pasado, pero en la conversación con sus líderes se nota cómo son de organizados, su pensamiento en el bien común y su empeño por lograr sacar sus productos, mantener sus equipamientos y su vía en buen estado.
Subimos hasta el puente que llaman "de la paz", un gran puente metálico que les construyó el gobierno, pero según ellos, quedó muy bajito y es peligroso.
Cuando nos bajamos del carro, Fernando, un hombre cincuentón, con las manosgruesas, que se nota que trabajan la tierra, nos dio la bienvenida, él, nos miró a los ojosy le dijo a Adriana "no se imaginan lo que significa esta visita para nosotros en lavereda, es que volverlos a ver es muy importante, que no nos dejen y que sigamos
Entramos a la escuela donde 200 niños intentan pelear con el aislamiento de la vidarural, hablamos con sus docentes y nos contaron que el Internet no funciona, que ellaboratorio no tiene instrumentos, pero que lo acaban de pintar y organizar para que elEntramos a la escuela donde 200 niños intentan pelear con el aislamiento de la vida rural, hablamos con sus docentes y nos contaron que el Internet no funciona, que el laboratorio no tiene instrumentos, pero que lo acaban de pintar y organizar para que el fondo de comunidades lo pueda apoyar con uno de los proyectos que se ganaron.
Bajamos a otro puente y allí nos contaron otra hazaña, la de otro puente metálico que se compraron entre todos, lo montaron sobre unos tremendos troncos de madera, porque no tiene bases de cemento. Por encima de ese puente metálico pasa la chiva con gente y bultos de verdura, gallinas y cerdos. Todo con iniciativa comunitaria, organizándose poco a poco para lograr vivir en medio de ese bello y aislado paraje.
Don Humberto, con él comenzamos a subir hacia una de las veredas, en el camino a lado y lado se veía el paisaje deslumbrante, agua por todos lados, en el carro.
Fernando, Humberto, Rusbelt y Luis, además de la profesora Mariela del Hogar comunitario de Bienestar se despidieron con mucha esperanza invitándonos para el 23 de diciembre a la novena con los niños de la vereda. Para un "compartir".
Antes de irnos, nos ofrecieron un chocolate caliente con almojábana, por cierto, deliciosa.
Llegó la hora de regresar al pueblo. Allí nos desviamos hacia las afueras de Algeciras, conocimos el negocio de Jhon, un sitio campestre, lleno de arte que el mismo dueño, ganador del fondo emprender, ha decorado, nos atendió como reyes. Tiene un mirador bellísimo y es el lugar donde todo el mundo celebra sus bodas, bautizos, eventos empresariales, y según Jhon: hasta divorcios.
Regresamos a la oficina, un sitio lindo y acogedor en el edificio del café. El equipo contento por la autorización para salir a campo nos contó sus retos y sus grandes victorias en este 2023.
Definitivamente un pedacito de nuestro corazón está en Algeciras. Allá tenemos un compromiso bellísimo con las comunidades de cada una de las veredas, ellos contribuyen con sus manos, sus recursos, sus sueños a la construcción del país.
Por: Yesid Henao – Integrador Regional Territorios Progreso